En León somos muy afortunados, porque nuestra provincia forma parte del Camino de Santiago. Varias son las paradas obligadas para conocer los secretos que ofrece al visitante. Entre ellas está la Cruz de Hierro, Cruz de Ferro en gallego o Cruz de Fierro en leonés.
Si haces el Camino de Santiago, no te olvides de la Cruz de Ferro
Este discreto crucero, situado entre las localidades maragatas de Foncebadón y Manjarín, que pertenecen al municipio leonés de Santa Colomba de Somoza, se encuentra en el punto más alto del Camino de Santiago Francés, a unos 1500 metros. Consiste en un mástil de madera de cinco metros de altura con una cruz de hierro en su punta más alta, la cual es una réplica de la original, que se se encuentra en el Museo de los Caminos de Astorga.
Origen y leyenda de esta misteriosa cruz
Según una leyenda, cuando se construyó la catedral de Santiago de Compostela, se pidió a los peregrinos que contribuyeran llevando piedras. Y a lo largo de los años, alrededor de la Cruz de Ferro se fue formando un montículo. La tradición consiste en que el peregrino pida un deseo y lance una piedra, de espaldas a la cruz, como símbolo de haber dejado atrás lo viejo, para dar paso a lo nuevo. La idea es que dicha piedra proceda del lugar de origen del peregrino.
En cuanto al origen de la cruz, no se sabe con exactitud cuál fue. Hay tres posibilidades. Pudo haber sido levantada en época romana para separar dos territorios o para señalar el Camino de Santiago en época de nevadas. Hay otra teoría que indica que la cruz procede de la época celta para marcar un lugar estratégico en el camino, pero que más tarde fue cristianizada.
Actividades en torno a la Cruz de Ferro
Hace 40 años, concretamente en 1982, se construyó junto a la Cruz una capilla dedicada al apóstol Santiago. Además, el Centro Gallego de Ponferrada celebra desde hace unos años la fiesta de Santiago con una Romería, de Interés Turístico Provincial. Se realiza un homenaje al apóstol y al peregrino y los actos eclesiásticos son acompañados por actividades lúdicas y gastronómicas.
Virginia González